La gama acústica de los delfines y los cetáceos supera con creces la del ser humano. La Embajada de los Delfines cuentra con equipo técnico que permite grabar y analizar casi todo el espectro de frecuencias de las comunicaciones auditivas de los cetáceos y no sólo aquellas que son captadas por el oído humano.

El sonido genera en el agua, al igual que en el aire, una onda, siendo atribuido a cada frecuencia un determinado dibujo. Ello permite a los delfines literalmente “ver el sonido”. Gracias a esta característica, su lengua parece estar organizada de una forma distinta de la propia de la lengua humana. No transmite códigos que significan uno u otro objeto o fenómeno, sino la imagen misma de este objeto, emoción o noción. El análisis de estas imagenes podría aportar información valiosísima que permita entender su visión del mundo y entrar en contacto con ellos.

Un segmento aparte de los estudios está centrado en los experimentos con el diálogo directo entre los delfines y las ballenas libres, por una parte, y destacados músicos contemporáneos, por la otra. El equipo técnico, altavoces acústicos e hidrófonos, instalados bajo el agua permiten a los músicos escuchar, al tiempo que están tocando, las voces de los cetáceos que se encuentran cerca.